Sigue el INFP (Instituto de Formación Política) de Morena ofreciéndonos encuentros oportunos para incorporar el público en general a un programa virtuoso de prosecución de la 4T.

En lo personal, nos entusiasma comprobar que nuestro sendero, iniciado hace más de veinte años con la investigación para redactar el libro encargado por la UNESCO bajo el título de “Los Alimentos que escribieron la historia de la humanidad”, coincide con las conclusiones o esperanzas que exponen los participantes en el tema agrícola y alimentario. Así como en el inquieto público en expansión y consecuente explosión.

 

O, dicho de otro modo, nuestro alegato sobre la urgente necesidad (que era para antesdeantier) de sustituir las importaciones de alimentos, tanto como los métodos de producción agrícola correspondientes a las culturas de los trigos, por la recuperación de nuestras ancestrales milpas complejas, policultivos multimilenarios con sus innumerables productos, para devolvernos la fuerza física y creatividad mental de nuestros pueblos originarios; así como para contribuir virtuosamente en la recuperación de un entorno saludable propio y poner nuestra parte en el salvamento de la vida del planeta, sigue siendo un proyecto que, no por virtuoso es menos realizable, en la medida que de sus virtudes emana la fuerza necesaria para convencer, reunir, comprometer y mantener la fuerza de nuestra población en la ejecución de un programa que podría titularse “por el bien de los y lo mexicano, primero las milpas originarias”. O que también podría expresarse: “por el bien de todos los mexicanos y lo mexicano, primero la producción agrícola ancestral”, esa misma que demostró su eficacia durante milenios y que sólo fue a raíz de su destrucción física y sustitución por los monocultivos extranjeros, que los pueblos mesoamericanos cayeron en el deterioro físico y anímico que permitió su esclavitud para beneficio de los extranjeros y enriquecimiento moralmente degradante de los países inventores del capitalismo.

 

Pues, en efecto, fue la lógica del capital, imparable por su propia estructura, lo que empezó y podría no acabar nunca mientras no se le alce enfrente la lógica de la vida que se encuentra en el modo de producción de los policultivos. Mismos que si hoy subsisten en algunos sitios del Globo, es gracias a sus ciclos virtuosos de uso y recuperación de los nutrientes del suelo, merced al trabajo humano colectivo, bigénero y de todas las edades que se invierten en ellos, así como porque sus cosechas arrojan todos los elementos necesarios para la vida humana y animal, o en pocas palabras, porque en dichos policultivos crecen y se reproducen la ética y los sabores, la estética y la medicina, la felicidad y las ofrendas para renovar los ciclos de la existencia desde la planetaria hasta la fetal.

 

No nos han requerido para participar en las pláticas del INFP, pero seguiremos dispuestas a compartir nuestras convicciones, producto de 23 años de investigaciones antropológicas e históricas, mientras podamos usar la cabeza, las manos y los pies para integrarnos en lo mejor de la 4T. Porque el corazón está con ésta, es decir con todos ustedes.